Un estudio realizado por la Universidad de Alcalá y el Instituto de Innovación Educativa ha encontrado que más de 500.000 niños españoles sufren acoso escolar, el 54% de ellos presentan síntomas depresivos y el 15% ha pensado en el suicidio.
Lo peor es que en muchas ocasiones el bullying pasa desapercibido para los padres y profesores, por lo que cuando sale a la luz el mayor daño ya está hecho.
1. Problemas emocionales
Sentirse débil y menospreciado es uno de los efectos inmediatos que experimenta la víctima del bullying. También es usual que la intimidación socaven la autoestima y la autoconfianza de estos niños. Asimismo, pueden aparecer trastornos fóbicos, alteraciones emocionales más estructuradas y sentimientos de culpabilidad. En muchos casos se desarrollan síntomas depresivos, ansiosos e incluso pensamientos suicidas.
2. Alteraciones de la conducta
Es habitual que los pequeños que son víctimas del bullying experimenten cambios en su comportamiento, convirtiéndose en chicos más introvertidos. De hecho, una de las consecuencias más evidentes del acoso escolar es la tendencia al aislamiento, la soledad y el distanciamiento social. Asimismo, los vínculos sociales del niño se afectan, de hecho, en algunos casos pueden surgir conflictos familiares secundarios a los problemas de intimidación en el colegio. También pueden aparecer manifestaciones neuróticas o de ira repentinas, y síntomas que delatan un estrés postraumático.
3. Dificultades en el rendimiento escolar
La pérdida del interés por el estudio es una de las consecuencias más notorias del acoso escolar infantil, lo cual está determinado por la impronta negativa que la intimidación deja en la víctima. Como el niño no se siente bien en la escuela, no atiende a las clases e incluso puede desarrollar un rechazo a los estudios. Como resultado, el rendimiento académico disminuye y en algunos casos puede dar lugar al fracaso escolar y el abandono de los estudios.
Causas y consecuencias
Los factores que están en la base del bullying son principalmente:
Factores personales
Existen niños que son más proclives que otros a ser víctimas del acoso escolar y a sufrir las intimidaciones de sus coetáneos. Suele tratarse de pequeños que tienen una baja autoestima y muy poca seguridad en sí mismos. También tienen dificultades para solucionar conflictos y muchas veces suelen ser retraídos y tímidos, presentando problemas para relacionarse con los demás. Al contrario, los agresores suelen tener un carácter muy fuerte, tras el cual esconden una gran inseguridad, un bajo nivel de tolerancia al fracaso y un serio problema para controlar sus emociones.
Influencia familiar
Aunque en la mayoría de los casos de acoso escolar el papel de la familia suele pasar desapercibido, lo cierto es que la dinámica familiar también es determinante para la aparición y el mantenimiento de este problema. Entornos familiares poco afectivos y la ausencia de patrones autoritarios en casa o, al contrario, demasiado autoritarismo, determinan el comportamiento de los niños. Asimismo, situaciones de violencia familiar, abuso, divorcio, demasiados mimos o humillación, también pueden exacerbar las conductas agresivas o retraídas en los niños.
Papel del colegio
Los estudios han demostrado que mientras más grande es el colegio, mayor es el riesgo de que los estudiantes sufran acoso escolar pues el control sobre suele ser menor. A esto se le suma la falta de vigilancia y respeto, el exceso de amenazas, la humillación y la exclusión de algunos estudiantes. De igual manera, la ausencia de límites y reglas claras en el colegio, así como estilos educativos demasiado permisivos abren una brecha para que el acoso escolar siente casa.
En la mayoría de los casos, la intimidación, ya sea física o psicológica, cala profundo en la víctima y llega a provocar heridas profundas que tardarán mucho en sanar, y las consecuencias suelen ser diversas.
1. Problemas emocionales
Sentirse débil y menospreciado es uno de los efectos inmediatos que experimenta la víctima del bullying. También es usual que la intimidación socaven la autoestima y la autoconfianza de estos niños. Asimismo, pueden aparecer trastornos fóbicos, alteraciones emocionales más estructuradas y sentimientos de culpabilidad. En muchos casos se desarrollan síntomas depresivos, ansiosos e incluso pensamientos suicidas.
2. Alteraciones de la conducta
Es habitual que los pequeños que son víctimas del bullying experimenten cambios en su comportamiento, convirtiéndose en chicos más introvertidos. De hecho, una de las consecuencias más evidentes del acoso escolar es la tendencia al aislamiento, la soledad y el distanciamiento social. Asimismo, los vínculos sociales del niño se afectan, de hecho, en algunos casos pueden surgir conflictos familiares secundarios a los problemas de intimidación en el colegio. También pueden aparecer manifestaciones neuróticas o de ira repentinas, y síntomas que delatan un estrés postraumático.
3. Dificultades en el rendimiento escolar
La pérdida del interés por el estudio es una de las consecuencias más notorias del acoso escolar infantil, lo cual está determinado por la impronta negativa que la intimidación deja en la víctima. Como el niño no se siente bien en la escuela, no atiende a las clases e incluso puede desarrollar un rechazo a los estudios. Como resultado, el rendimiento académico disminuye y en algunos casos puede dar lugar al fracaso escolar y el abandono de los estudios.
Indicadores para profesores
- Los alumnos suelen ser etiquetados con motes denigrantes, se les hacen bromas de manera constante para ridiculizarlos ante los demás, sufren conductas intimidatorias que a veces pueden pasar desapercibidas.
- Son niños y adolescentes que suelen estar solos, aislados y que nadie quiere estar con ellos en los grupos, ni de trabajo ni social.
- Cuando se les pilla en una pelea suele ser llamativo porque nunca ha dado señales de ser agresivo o porque ya de antemano se sabía que no había posibilidad de que ganara dicha pelea. A su vez, pueden recibir agresiones físicas – capones, collejas, puñetazos, arañazos – de las que les resulta muy difícil defenderse.
- El material escolar suele aparecer deteriorado, incluso pueden perderlo con frecuencia y las excusas que dan en casa o en clase son muy pobres.
- Todo ello puede derivar en que cada vez aparezcan más sentimientos y pensamientos depresivos, se sientan decaídos y con falta de motivación para ir a clase o intentar aprender algo. Suelen ser inseguros, prefieren no hablar en voz alta en clase ni participar, intentando pasar desapercibidos y cuando les toca pueden mostrarse ansiosos.
- Son profundamente infelices pues, aunque parezca que el acoso ha terminado durante un tiempo, no entienden por qué ha ocurrido y viven con el temor de si no volverá a producirse en cualquier momento.
Indicadores para padres
A pesar de que uno puede tener una relación sana con su hijo y tener la certeza de que – llegados a este punto de sufrimiento en el aula – se lo contaría, es importante conocer cuáles son los indicadores para detectarlo.
- Uno de los indicadores más vistosos son la aparición de arañazos o golpes con una explicación poco convincente, más si van apareciendo con frecuencia.
- Pueden llegar a casa con el material escolar estropeado o perdido, con la ropa desordenada o dañada.
- Los domingos por la noche y los lunes por la mañana suelen ser días de muchos nervios que pueden manifestarse a través de problemas con la comida, problemas para dormir o tienen más pesadillas, estar más nervioso de lo habitual, enfermarse (dolor de estómago, de cabeza, encontrarse mal..).
- Pueden llevar comida de más para el recreo, o dinero extra o incluso robarlo en casa para poder pagar a los agresores.
- No suelen ser invitados a las fiestas de cumpleaños de los demás, parece que no tienen amigos y no suele salir con nadie de clase.
- Parecen tristes y cansados, infelices cuando creen que uno no les mira.
Fuentes: